Tal vez cuando leas este texto, ya estarás muy lejos, en aquella resplandeciente ciudad que tanto anhelaste, que soñaste; en esa mansión sin igual, en el lamento de lo inesperado.
Recuerda que cuando era niño me enseñaste el 1, 2, 3; el A, B, C ya eran tus amigos… cuando paz clamaba, en tus consejos hallaba la tranquilidad y calma deseada.
Ahora tu voz de poeta se está acabando, ya tus lentes y tus preciosos ojos claman descanso… OH cómo quisiera retener el tiempo, apaciguar las horas para estar más tiempo junto a ti, abrazarte, besarte y expresarte lo mucho que te quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario