Los ángeles en el cielo guardan
porque eres un divino tesoro de vida
y un diamante finísimo de bondad.
Los seres de la tierra te guardan
porque saben que eres tú
el más bello concepto de felicidad.
Dios en su sabiduría infinita
te hizo bella y hermosa
como las flores del campo,
como las rosas en el rosal,
como la ternura de un bebé,
y como la dulzura de la miel.
No existen más palabras para describirte
porque tu amor es inmenso,
porque no existe terrenal
que pueda ser más lindo que tú;
porque las rosas se averguenzan
al admirarte
porque eres bella
y tu amor permanece por los siglos
en la fastuosa concuspicencia
de los santos redimidos
por su inexorable amor.
Nunca cansarme podré
de agradecer al dador de vida
es que eres madre mía
la dulzura que en este día
es luz al alma mía.
Te amo por que eres madre
¡madre eres mía!
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